“Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un pobre”. Este es uno de esos refranes que reflejan a la perfección la distribución de las comidas diarias. Tanto por salud, como por estética. Según el portal Nutrición y Salud, “después de un buen descanso nocturno, los niveles de azúcar (glucosa) en la sangre son muy bajos. Has estado sin comer durante 6-10 horas. Tu cuerpo básicamente está vacío en la mañana. Comer el desayuno rompe el ayuno y repone los niveles de glucosa y hay que recordar que la glucosa es la fuente de energía del cuerpo”.
Asimismo, un buen desayuno supone energía para el cerebro y los músculos. Cuanto mejor sea esta comida, mejor funcionaremos a lo largo del día: “Comer el desayuno te da energía, aumentando la actividad física durante el día. Saltarse el desayuno está asociado con la disminución de la actividad física”.
¿Cómo debe de ser un desayuno saludable?
Es importante decir que los expertos apuntan a que también “a los alimentos básicos del desayuno se pueden añadir otros elementos: grasas (aceite, mantequilla, margarina, paté…), carnes, pescados o huevo (atún, tortilla), hortalizas y verduras (tomate, lechuga, cebolla…), azúcares (azúcar, mermelada, miel, crema de cacao y otros)”.
Si además el deporte es un must en tu día a día, por la mañana, nada más levantarte, deberás comer algo antes. Aunque sea poca cantidad y después reponerte con algo más fuerte. No sometas tu cuerpo a altos entrenamientos sin haberle dado energía antes.
Vía: SiempreMujer